¿Son mis alas realmente tan pequeñas como para no dejarme volar?
Miro a mi alrededor y lo único que contemplan mis ojos es un mundo lleno de matices negros y grises, gente horrorizada con la sociedad, guerras, conflictos, tristeza, hambre... Echo tanto de menos mi mundo cálido y colorido... Las luces del amanecer, el naranja del ocaso, la luminosidad de la noche... Echo tanto de menos el sol...
En este mundo hay sol, pero es un sol abrasador, demasiado brillante, hace daño a los ojos, no se puede disfrutar de él.
Miro a mi alrededor y sólo veo oscuridad.
Pero no todo es malo en este mundo, hay dos bonitas luces que me enseñan como vivir, como seguir adelante, como sonreír... A esas luces les debo que no todo sea oscuro en mi mundo... A veces la penumbra lo cubre todo y me cuesta distinguir las luces, pero pronto vuelven a brillar con fuerza, con tanta fuerza que a veces llegan a cegarme...

Cómo me gustaría que mis alas volvieran a ser fuertes y poder volar, poder ir lejos y llevarme las luces conmigo para enseñarles mi mundo, para enseñarles la felicidad...